
En este mes de Julio, dedicado a la virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, nuestra comunidad lo ha celebrado durante todo el mes, con misas y liturgias en las que han participado diversos cursos, entre ellos 1°A, 1° B, 1°C, 3°A, 3°B, 5°C, 6°B, 7°C, 8° C (Básica) y II° Medio B. Y aún nos quedan algunos cursos, hasta cerrar este mes.
Origen de la Devoción
El origen de la devoción carmelita es fechada en el 16 de julio de 1251, cuando la imagen de la Virgen del Carmen se le apareció a San Simón Stock, superior general de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, fundada por unos ermitaños que se habían retirado a vivir al Monte Carmelo en Israel. La Virgen del Carmen entregó a San Simón sus hábitos y el escapulario, prometiéndole liberar del purgatorio a toda persona que vistiera su distintivo durante su vida.
San Simón Stock
Fue un religioso inglés de la Orden del Carmelo, a quien, según la tradición, le fue dado el escapulario por la Virgen del Carmen. Todo lo que se sabe es que en 1247 fue elegido como el sexto general de los carmelitas, como sucesor de Alan, en el capítulo llevado a cabo en Aylesford, Kent, Inglaterra. Desde 1951 el cráneo de san Simón se ha preservado como reliquia en el monasterio carmelita en Aylesford, la aldea en donde se cree que nació.
Escapulario
Según la tradición piadosa, la Virgen María se apareció a Simón en Cambridge, Inglaterra, un día (el 15 de julio) de 1251, como respuesta a sus súplicas de auxilio a su oprimida Orden. La Virgen se presentó portando un escapulario en la mano y dándoselo le dijo: “Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia”.
La tradición dice que la Virgen se apareció a Simón Stock en 1251, sin precisar el día, y le entregó el escapulario, signo de consagración a Cristo imitando a María y signo de la protección y predilección de la Virgen. La fiesta del 16 de julio (aunque muchos creen que se apareció ese día) tiene origen en una antigua celebración de los Carmelitas para dar gracias a la Virgen por su patrocinio. Después se convirtió en la fiesta titular.
El monte Carmelo
Los libros del Antiguo Testamento mencionan en varias ocasiones el Monte Carmelo, siempre subrayando su posición destacada o su fertilidad. En el Cantar de los Cantares, es como un monte que corona la cabeza de la Amada (7,6). Isaías (33,9) profetiza una sequía que hará que las hojas de los árboles caerán hasta en las tierras fértiles de Basán y del Carmelo (véase también Jeremías 50,19; Amos 1,2 y Nahúm 1,4). El “esplendor del Carmelo” aparece también en Isaías (35,2) junto con la “gloria del Líbano”. Pero, el recuerdo bíblico más destacado que tiene el Monte Carmelo como escenario concierne el profeta Elías. En la cumbre del monte, Elías desafió los sacerdotes de Baal (1 Reyes 18). En el noroeste de la cadena del Carmelo, un monasterio de la Orden del Carmelo se eleva sobre un lugar llamado en árabe al-Muhraqa para hacer memoria del evento.
En el siglo XII, algunos ermitaños inspirados por la vida reclusa del profeta Elías, escogieron uno de estos torrentes – Wadi Siah – como lugar de retiro. Cavaron sus celdas en la roca caliza blanda de la ladera del monte y construyeron una capilla dedicada a Nuestra Señora del Carmelo. Se rompió de repente la quietud d e esta comunidad monástica cuando, el 4 de julio del año 1187.
Virgen del Carmen en Chile
En 1595 los padres Agustinos llegaron a Chile a la ciudad de Concepción e introdujeron la devoción a la Virgen del Carmen, fundándose ahí la primera Cofradía del Carmen, en 1648. Este fervor religioso se extendió rápidamente en el pueblo, siendo la Carmelita acogida con especial amor. Esto se manifestaba cada 16 de julio, día en que la Iglesia celebraba la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, y cuya imagen los padres agustinos sacaban en procesión por las principales calles de la ciudad de Concepción.
Después del Desastre de Rancagua, ocurrido en 1814, vuelve a restablecerse el poder español. Los patriotas emigran a Mendoza, donde reorganizan el Ejército Libertador de Los Andes.
Existía entonces la costumbre de nombrar patrones protectores para las grandes tareas. “A pesar de las sugerencias de sus superiores, San Martín no nombró como Patrona del Ejército de Los Andes a la Virgen de la Merced. Primó su sentido práctico y el hecho de que la devoción a la Virgen del Carmen estaba muy arraigada en la provincia de Cuyo y que casi todos los soldados portaban el escapulario carmelita. Además, tuvo que considerar que numerosos oficiales chilenos eran miembros de la Cofradía del Carmen de Concepción, figurando entre estos los hermanos Francisco y Manuel Bulnes, Luis de la Cruz, Joaquín Prieto y Ramón Freire, entre otros. Para evitar disputas sobre este punto, encargó la decisión de elegir una Patrona para el ejército a una junta compuesta por los oficiales de mayor graduación, quienes después de reunirse y votar, le comunicaron a San Martín que la triunfadora había sido la Virgen del Carmen”.
En ese lugar, el 5 de enero de 1817, el General José de San Martín y el General Bernardo O´Higgins juraron fidelidad a la Virgen del Carmen como Patrona, junto a todos los oficiales y tropas del ejército. Así, los patriotas, llenos de coraje e invocándole cruzaron Los Andes y en la Batalla de Chacabuco, lograron la victoria el 12 de febrero de 1817.
Sin embargo, aún faltaba un último esfuerzo para que se concretara la Independencia. Por esta razón, el pueblo entero junto a las autoridades civiles, religiosas y militares, se reunió el 14 de marzo de 1818 en la Catedral de Santiago e hicieron el siguiente juramento:
“En el mismo sitio en donde se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un santuario a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile, y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulan este voto y en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su gloria”. (Archivo O´Higgins, Tomo X, pág. 380).
Este juramento hecho a la Virgen del Carmen, dio su fruto en el triunfo de la Batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818. Por eso, en ese mismo lugar, el General Bernardo O´Higgins “con sus propias manos”, puso la primera piedra del que sería el Templo Votivo de Maipú, actualmente Santuario Nacional y Basílica del Carmen.