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Asistir a Nivel Medio Mayor fomenta la Actividad Física de los niños/as

La actividad física es cualquier acción que implique el movimiento del cuerpo. Incluye situaciones cotidianas, juegos físicamente activos y también deportes y ejercicio organizado. Esta se puede desarrollar en tres intensidades:

Ligera: puede ser dar un paseo, tocar un instrumento musical o ponerse de pie para pintar en un caballete.

Moderada: hace que los niños respiren y resoplen suavemente, como por ejemplo caminar rápido, bailar, saltar o nadar.

Vigorosa: hace que los niños respiren de manera más intensa llegando a jadear, resoplar y sudar, como puede ser al andar en bicicleta o jugar futbol.

El juego enérgico es una forma natural para que los niños se muevan y estén activos. Por ejemplo, los bebés se mecen y patean, mientras que los niños mayores corren, saltan, giran, patean, lanzan, bailan al ritmo de la música o juegan en el equipo del patio de recreo.

¿Por qué es importante la actividad física para los niños?

La actividad física es vital para la salud, el bienestar y el desarrollo de las y los niños.

En cuanto a la salud, sus principales beneficios se pueden agrupar en:

  1. Fortalecimiento de los huesos, músculos, corazón y pulmones.
  2. Mejora en la coordinación, el equilibrio, la postura y la flexibilidad.
  3. Desarrollo de la motricidad fina y gruesa, contribuyendo directamente en el proceso de escritura.
  4. Ayuda a los niños a mantener un peso saludable.
  5. Reduce el riesgo de los niños de contraer enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes tipo 2 en el futuro.

El bienestar emocional también aumenta al realizar ejercicio y sus principales beneficios son:

  1. Aumento de la confianza y sentido de pertenencia.
  2. Mejora de la calidad del sueño.
  3. Aumento de los periodos de concentración y atención.
  4. Fortalecimiento de la interacción con otros, respetando la diversidad y valorando la amistad.
  5. Consolidación progresiva de la sana convivencia al compartir, tomar turnos y cooperar.

En Nivel Medio Mayor las educadoras planifican experiencias en los distintos momentos de la jornada cubriendo la necesidad de movimiento de las y los niños.

Esto potencia habilidades, actitudes y conocimientos que le permitan a los y las estudiantes reconocer y descubrir sus posibilidades motrices. Lo anterior promueve el desarrollo de la autonomía y contribuye a expandir los procesos del pensamiento – debido a que está directamente relacionado con el proceso global de aprendizaje -, fortaleciendo la identidad y expresando su creatividad.

Siendo el juego y la actividad física, una pieza fundamental en el desarrollo de niños y niñas, la oportunidad de relacionarse con un grupo de pares, guiados por un adulto especializado, conlleva los beneficios asociados al bienestar del niño activo.